Deja de autosabotearte: el mayor freno en tu vida eres tú


¿Tiene sentido que cada vez que vas a lograr algo importante, algo dentro de ti te detenga? Puede que lo hagas posponiendo decisiones clave, exigiéndote una perfección inalcanzable o, simplemente, buscando y encontrando excusas para no dar el siguiente paso. Si todo esto te suena familiar, es porque estás cayendo en el autosabotaje, ese enemigo invisible que frena tu crecimiento y te aleja de la vida que realmente quieres. En este artículo «Deja de autosabotearte: el mayor freno en tu vida eres tú» vamos a descubrir cómo identificar y romper esos patrones destructivos, para que, de una vez por todas, puedas avanzar con seguridad y confianza.
Vamos a abordar el tema desde el punto de vista de la «Psicología de la emoción» porque es una de las asignaturas que estoy cursando actualmente y me parece muy interesante indagar, de manera más profunda, en cómo nuestras emociones afectan a quiénes somos y a cómo y por qué actuamos de una manera determinada. ¿Empezamos?
El Autosabotaje
Comenzaremos definiendo, como siempre, según la RAE, qué significa SABOTAJE: «Oposición u obstrucción disimulada contra proyectos, órdenes, decisiones, ideas, etc.». Con el prefijo «auto» (que significa «propio» o «por uno mismo») nos estaremos refiriendo al boicot interno que nos hacemos respecto a ideas, proyectos, planes y metas. Es un patrón destructivo que nos impide llevar a cabo nuestras ilusiones mediante manipulaciones inconscientes que nos hacemos de manera interna.
El autosabotaje nos impide alcanzar nuestras metas de diferentes maneras, por ejemplo; el hecho de no aplicar a una oferta de trabajo por miedo a ser rechazado, evitar relaciones amorosas por miedo a que nos lastimen o decidir no participar de actividades sociales por el miedo al «qué dirán». Éstos son solo algunos ejemplos cotidianos de cómo nos autosaboteamos casi sin darnos cuenta, y ¡créeme!, nos pasa a tod@s.
Marco Teórico: Psicología de la Emoción y Autosabotaje
El autosabotaje no solo es un comportamiento, sino una manifestación de procesos emocionales inconscientes. Desde la perspectiva de la Psicología de la emoción, nuestros pensamientos, emociones y conductas están profundamente interrelacionados. Según la Teoría de la Evaluación Cognitiva (Lazarus, 1991), la manera que cada uno de nosotros tiene de interpretar las situaciones influye en nuestra respuesta emocional y en la tendencia al autosabotaje.
Richard Lazarus propuso que las emociones no son reacciones automáticas, sino que dependen de la interpretación cognitiva que hacemos de una situación. Según su teoría, cuando nos enfrentamos a un evento, realizamos dos evaluaciones:
- Evaluación primaria: Determinamos si la situación es una amenaza, un desafío o si es irrelevante para nuestro bienestar.
- Evaluación secundaria: Valoramos si tenemos los recursos necesarios para afrontarla o si la situación nos sobrepasa.
En relación con el autosabotaje: si interpretamos un desafío como una amenaza y creemos que no podemos manejarlo, sentiremos ansiedad, miedo o frustración. Estas emociones pueden llevarnos a evitar la acción o sabotearnos antes de intentarlo.
Por otro lado tenemos en Modelo de Regulación Emocional de Watson y Tellegen (1985). Este modelo defiende la idea de que las emociones pueden agruparse en dos dimensiones principales:
- Efecto positivo: emociones como entusiasmo, alegría y motivación que impulsan la acción y el logro de metas.
- Efecto negativo: emociones como miedo, tristeza y culpa que pueden generar evitación o bloqueo.
Watson y Tellegen plantean que el equilibrio entre estas dimensiones influye en nuestro comportamiento y en nuestra capacidad de regular nuestras respuestas emocionales.
En relación con el autosabotaje: si predominan las emociones del afecto negativo, podemos caer en patrones de autosabotaje al evitar riesgos o procrastinar. En cambio, fortalecer el afecto positivo a través de la reestructuración cognitiva y la regulación emocional nos ayuda a tomar acción y persistir en nuestros objetivos.
Ambas teorías explican: cómo las emociones y su interpretación influyen en la manera en que enfrentamos desafíos y cómo, al gestionarlas mejor, podemos superar el autosabotaje.
El autosabotaje y las emociones autodestructivas
El autosabotaje es un proceso en el que, de manera inconsciente, una persona se convierte en su propio obstáculo, limitando su crecimiento y evitando alcanzar sus metas. Este fenómeno está estrechamente ligado a las emociones autodestructivas, aquellas que generan malestar y nos llevan a conductas de evitación o autosabotaje. Entre ellas, destacan el miedo, la culpa y la frustración, que pueden bloquear el progreso y reforzar creencias limitantes como “no soy lo suficientemente bueno” o “si fallo, demostraré que no valgo”.
El miedo es una de las emociones más paralizantes dentro del autosabotaje. No solo se trata del miedo al fracaso, sino también del miedo al éxito, que puede generar ansiedad ante la posibilidad de enfrentar nuevas responsabilidades o expectativas. La culpa, por su parte, surge cuando sentimos que no merecemos el éxito o que, al priorizarnos, estamos fallando a los demás. Esto puede llevarnos a rechazar oportunidades o a minimizar nuestros logros. La frustración, en cambio, aparece cuando no conseguimos resultados inmediatos, lo que puede derivar en abandono prematuro de proyectos y una sensación de impotencia constante.
Estas emociones, cuando no se gestionan adecuadamente, alimentan un ciclo de autosabotaje difícil de romper. La persona se ve atrapada en patrones de procrastinación, indecisión y autoexigencia extrema, perpetuando la creencia de que no es capaz de avanzar. Sin embargo, entender que estas emociones son respuestas naturales del cerebro ante la incertidumbre es el primer paso para superarlas. A través de la regulación emocional y el desarrollo de una mentalidad más flexible, es posible transformar estas emociones en impulsores del cambio en lugar de obstáculos.
Ansiedad, culpa y frustración en el autosabotaje
La ansiedad es una de las emociones más influyentes en el autosabotaje, ya que nos lleva a percibir los retos como amenazas, activando mecanismos de evitación como la procrastinación o la indecisión. A corto plazo, esto reduce el estrés, pero a largo plazo refuerza el miedo y la inseguridad, dificultando cada vez más la acción.
Por otro lado, la culpa y el perfeccionismo forman una trampa emocional que bloquea el avance. La culpa nos hace rechazar oportunidades por sentir que estamos fallando a otros, mientras que el perfeccionismo impone estándares inalcanzables, generando postergación y una sensación constante de insatisfacción.
Finalmente, la frustración surge cuando los resultados no llegan tan rápido como esperamos, debilitando nuestra motivación y llevándonos a abandonar objetivos antes de darles una verdadera oportunidad.
Acepta que el crecimiento es un proceso con altibajos y que los errores son parte del aprendizaje. Esto es clave para romper este ciclo y avanzar con mayor resiliencia.
Rompe el ciclo del autosabotaje y alcanza tu verdadero potencial
El autosabotaje es una trampa emocional que nos mantiene atrapados en la ansiedad, la culpa y la frustración, impidiéndonos avanzar hacia nuestras metas. Sin darnos cuenta, nos convertimos en nuestro peor enemigo, evitando retos, exigiéndonos lo imposible y rindiéndonos antes de tiempo. Pero la buena noticia es que este ciclo se puede romper.
Comprender cómo nuestras emociones influyen en nuestras decisiones es el primer paso para recuperar el control. Aprender a gestionar la ansiedad, liberarnos del perfeccionismo y desarrollar tolerancia a la frustración nos permitirá actuar con más seguridad y confianza en nosotros mismos.
“Deja de autosabotearte: el mayor freno en tu vida eres tú” no es solo un tema de reflexión, sino un llamado a la acción. El cambio empieza cuando dejamos de justificar nuestras barreras internas y empezamos a desafiarlas. ¿Estás listo para dar el primer paso y convertirte en tu mejor aliado?
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